No todo es fácil para Lacalle Pou, tanto en la interna política de su país como en la rápida respuesta internacional a sus intenciones, pero sabe que esa es la ola que tiene que surfear y no se queda mirándola en la orilla, va a surfearla. Y la está surfeando.
La cumbre de la CELAC nos dio otra muestra del escenario político de la región, plagado de ambigüedades y controversias, aunque bien lo definió Luis Lacalle Pou, pleno de hipocresías y hemiplejías…
Otra vez, una vez más, el presidente Lacalle Pou dio una lección de pragmatismo dejando de lado discursos grandilocuentes de presidentes regionales perdidos en su laberinto y poniéndose al hombro la carga de realidad necesaria para evitar seguir en «Disneylandia».
¿Qué lo hace diferente? Tal vez porque es el referente de un estilo que integra las ideas y que no se ata a sesgos ideológicos. Habla de democracia, de Estado presente, de libre mercado, de libertad responsable y de hacerse cargo. Hasta algunos representantes de la vieja política de extremos se sorprenden cuándo Lacalle Pou integra un modelo social de país con el libre mercado, con sus intenciones de un TLC con China y seguir conversando con Washington, con priorizar los intereses permanentes por sobre el bloqueo mental de pensar en enemigos o amigos permanentes citando a Palmerston, uno de sus ideólogos preferidos.
¿Qué lo hace admirado? Uruguay ha sido la cuna de los últimos presidentes «rockstar» de la región. Así como se admiraba a Pepe Mujica por sus frases célebres hace una década, y por sus muestras de sencillez, hoy Luis Lacalle Pou es admirado por su pragmatismo y valentía para contar realidades. La gran diferencia es que Mujica nunca pudo transformar su discurso en acción concreta, en tanto que Lacalle no quiere discursos, sino acción.
Leyendo al maestro Maturana, surge que la capacidad sensorial, la capacidad relacional y la capacidad operacional, son determinantes en los seres humanos y creo profundamente que son determinantes para el liderazgo.
Y Lacalle tiene las tres capacidades.
La sensorial porque entiende que la política es un espacio de darse cuenta, de observación y de sensibilidad. Sentir es la premisa.
La capacidad relacional por el pulso de crear una coalición, sostenerla, conversar con unos y otros, visitar al adversario y negociar con quien no está de acuerdo para llegar a acuerdos.
Y operacional, porque las ideas tienen acción. Lo refleja el manejo de la pandemia, la implementación de una «Ley de Urgente Consideración» para llevar adelante reformas en seguridad, educación y para hacerse cargo de fomentar inversiones a través de una política exterior que incansablemente busca nuevos horizontes para el crecimiento.
No todo es fácil para Lacalle Pou, tanto en la interna política de su país como en la rápida respuesta internacional a sus intenciones, pero sabe que esa es la ola que tiene que surfear y no se queda mirándola en la orilla, va a surfearla. Y la está surfeando.
Un Presidente que deja de lado los viejos y vetustos «ismos» para hacer del pragmatismo el «ismo» de la nueva política. Esa política que, además de permitir el acceso al poder, tiene como eje la acción concreta en beneficio de la gente y un discurso sin hipocresía ni hemiplejías.
EL LIBERO
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